Si pensábais que ya había terminado con los Shopping Concepts, estábais equivocados. Más que reinventar el comercio, creo que ahora hay sitio y empieza ser necesario inventar directamente formatos nuevos. Así que Livingstore es otra tienda que aún no existe, pero es cuestión de tiempo… Combina tendencias tan actuales como el reality show, sed de información de usuarios, real demo y retail experience.

Creo que no tengo que convencer a nadie de la gran extensión de la tendencia de ROBO (research online, buy offline) o la de navegar en la red antes de decidir qué comprar en las tiendas. Una de las cosas que más influye en la decisión de la compra son los comentarios de usuarios. A los clientes les gusta conocer la experiencia de otros usuarios con el producto antes de comprarlo. La tendencia opuesta, más reciente y ligada al m-commerce, o compra vía móvil, es el showrooming. Se trata de realizar la búsqueda y elección offline y comprar online via móvil, porque hay cosas que sencillamente hay que ver y tocar.  Livingstore tiene un poco de las dos cosas.

La idea nace de una gran necesidad de demostración, degustación y uso de productos que ha sido desde siempre una asignatura pendiente del comercio. Con el tiempo las perfumerías han dejado de ser el único establecimiento dónde te dejan no solo probar el producto antes de comprarlo, sino usarlo. Las tiendas de electrónica hoy en día son viveros de gente usando nuevos dispositivos, en parte gracias al concepto Apple, aunque yo creo que las perfumerías pusieron el primer eslabón. Las tiendas de muebles hoy en día son comedores y dormitorios en los que uno se quedaría a vivir. Las tiendas de zapatillas se hacen con duchas para integrarse en la vida de los corredores y un largo etc.

¿No sería más fácil que todo ese despliegue de demos, esa falsa imitación de la realidad,  hacerlo de verdad? Sí hacer tiendas vivas, livingstores, dónde realmente vivan personas – aunque sea solo durante el horario comercial – y usen los muebles, la cocina, los productos electrónicos, los electrodomésticos, la ropa, etc. Así los clientes no verían productos impecablemente nuevos, sino cómo se usan, cómo quedan al cabo de un tiempo, cómo se integran en la vida de una persona, etc. Qué mejor prueba para un detergente que ver la colada real en la tienda livingstore. Acabar con los lineales y miles de opciones de la mismo producto con packaging diferente y ver uno o dos en la nevera de una familia livingstore o mejor aún en su mesa. Se trata de la teatralización de la tienda llevada al extremo.

El formato exacto de las livingstores puede variar. Puede ser una iniciativa particular, la de convertir un piso en tienda livingstore dónde vivan los dueños y utilicen y prueben los productos que venden.  Podría ser una nueva fórmula para los hipers o supers, cadenas tiendas de muebles o de electro domésticos. No es un formato que se adapta fácilmente a las tiendas especialistas, pero sí se adapta totalmente al cliente.

Así sería raro encontrar una tienda livingstore de lámparas, en cambio sería fácil encontrar una tienda livingstore para parejas jóvenes que disfrutan de la decoración y de la cocina. La oferta podría ser casi cualquier cosa que esa pareja pudiera tener en su casa… Todo un estilo de vida a la venta. Así habría tiendas livingstore para familias numerosas que les gustan los juegos, livingstores para solteros, para séniors enamorados de la jarindería, señoras de mediana edad preocupadas por seguir manteniendo un aspecto joven…

El proceso de venta podría ser todo lo creativo que se quisiera. Podría ser de entrada libre para satisfacer el instinto chafardero de todo comprador. También se podría hacer a través de citas, para atender al cliente como un invitado y prestarle toda la atención. El papel del vendedor sería clave en esta puesta en escena. Sería un «prosumer» (professional consumer) experto absoluto en todos los productos, pero sobretodo porque los ha usado. Además podría ser un modelo a seguir por el comprador en cuanto su estilo de vida y los productos que muestra. Esto parece que complica un poco la expansión en cadena de estos formatos, pero siempre ha habido buenos vendedores que sin pretenderlo han sido modelos a seguir, expertos que escuchar y verdaderos profesionales de su oferta. Livingstore lo haría más fácil, pues todo sería real.

 

 

 

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